La verdadera curación es de adentro hacia afuera. De lo contrario es supresión.
La homeopatía considera al ser humano como una totalidad cuerpo-mente y espíritu. No puede concebir una curación real con la mera desaparición de síntomas.
La verdadera curación se acompaña de un cambio de actitud vital, de una verdadera integración de la vida de la persona en una unidad armónica y con sentido de existencia plena.
Cuándo solo se logra la desaparición de los síntomas, entonces lo que se logra es la supresión de la energía vital y sus esfuerzos por lograr un equilibrio (eso que llamamos enfermedad).
El estado anímico, mental y emocional son fundamentales para evaluar la evolución de un proceso curativo. El fin último es lograr la realización personal y la maduración psicoespiritual de la persona humana. Entonces, la desaparición de los síntomas físicos, ¿se acompaña de este proceso interno? Si la respuesta es afirmativa, entonces estamos seguros que la dirección es correcta. La salud, no es algo separado de la vida, sanarse es vivir, y vivir es sanarse.
La llamada enfermedad, solo viene a recordarnos que no tenemos que perder de vista los más altos fines de nuestra propia existencia, viene a conciliar en una alianza trascendental todas las dimensiones del ser humano.




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