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Pandemias y Homeopatía – Historia
Uno de los factores que explican la rápida expansión de la homeopatía en Europa y Estados Unidos y el mundo, en general, fue su éxito en las grandes pandemias del siglo XIX tales como el cólera, la escarlatina o la fiebre amarilla.
La homeopatía, como se sabe, ofrece un tratamiento personalizado teniendo en cuenta no solo los aspectos físicos de la afección sino también los emocionales y las circunstancias vitales por las que atraviesa la persona. Sin embargo, en enfermedades epidémicas se suele utilizar otra estrategia ya que la naturaleza de la enfermedad es distinta. Se trata de buscar, en estos caso, el “genio epidémico”, esto es, el medicamento más efectivo encontrado después de reunir muchos casos de esa pandemia y consignado sus síntomas característicos.
El interés de la homeopatía en las enfermedades epidémicas ha quedado reflejado tanto en registros históricos como en estudios pandemiológicos y clínicos. Sobre los múltiples ejemplos disponibles se puede profundizar en artículos publicados como el de Ton Nicolai en 2009 (en español) o más recientemente el de Jennifer Jacobs en 2018 (en inglés).
Algún ejemplo histórico extraído del primero:
Gripe española, en la que murieron más de 20 millones de personas, 500.000 en Estados Unidos: «Dean W.A. Pearson de Filadelfia recopiló 26.795 casos de gripe tratados por homeópatas con una tasa de mortalidad de 1,05, mientras que la tasa media de mortalidad entre los pacientes tratados por médicos convencionales fue del 30 %”.
Estas tasas pueden generalizarse a otras poblaciones según el historiador J. Winston
Winston J. The Faces of Homeopathy. Wellington, New Zealand: Great Auk Publishing; 1999
Cólera: «En Rusia, en los años 1830 y 1831, la homeopatía se usó para tratar a 1.270 pacientes con cólera en las provincias de Saratoff, Tambtoff y Twer: de ellos, 1.162 se curaron y 108 fallecieron… Tasas similares en los resultados del tratamiento homeopático para el cólera se observaron en Hungría, Mähren y Viena»
Nicolai T. Homeopatía para las enfermedades epidémicas en los países en desarrollo. Rev Med Homeopat.2009; 02(03) :119-26.
Jacobs J. Homeopathic Prevention and Management of Epidemic Diseases. Homeopathy. 2018 Aug;107(3):157-160.
Pandemias y Homeopatía – Actualidad
También en la actualidad se ha utilizado homeopatía en enfermedades epidémicas.
El dengue es una de las enfermedades víricas epidémicas sobre las que más se ha publicado en los últimos años, en prevención y tratamiento, como explica este editorial de Raj K. Manchanda de 2015. La incidencia cayó un 93% en los tratados (3 primeros meses de 2008 comparado con el mismo periodo de 2007), en lugar de aumentar un 128% en los no tratados. Lo que es más, un ensayo clínico a doble ciego realizado en 2012 mostró mejoría en la mayoría de los síntomas del dengue (fiebre, cefalea y mialgias).
Manchanda RK. Dengue epidemic: What can we offer? Indian J Res Homoeopathy 2015;9:137-40.
Fiebre Chikungunya (pandemia 2007): ensayo doble ciego, controlado y aleatorizado.
De las casi 20.000 personas sanas que recibieron el medicamento homeopático un 12,8% contrajeron la infección frente a un 15,8% de los casi 18.500 que tomaron placebo (p=0.03). Esto se traduce en un 19,8% de reducción del riesgo relativo de contraer Chikungunya.
Nair KRJ, Gopinadhan S, Kurup TNS, et al. Homoeopathic Genus Epidemicus ‘Bryonia alba’ as a prophylactic during an outbreak of Chikungunya in India: a cluster-randomised, double-blind, placebo- controlled trial. Indian J Res Homoeopathy 2014; 8:160–165
La leptospirosis es, por la enorme magnitud de la intervención, otra de las enfermedades epidémicas que podemos destacar, en este caso bacteriana. El estudio lo publicó Gustavo Bracho en 2010, con una reevaluación en 2014. Ya habíamos escrito sobre ello en el blog Hablando de Homeopatía, aquí y aquí. Los 2,3 millones de pacientes que recibieron homeopatía experimentaron una reducción de la incidencia de leptospirosis de un 84% mientras que en las zonas no tratadas hubo un aumento del 21,7%, rompiendo por primera vez la relación documentada entre las lluvias torrenciales y la enfermedad.
Bracho G, Varela E, Fernández R, et al. Large-scale application of highly-diluted bacteria for Leptospirosis epidemic control. Homeopathy 2010;99:156–166
Golden I, Bracho G. A Reevaluation of the Effectiveness of Homoeoprophylaxis Against Leptospirosis in Cuba in 2007 and 2008. J Evid Based Complementary Altern Med. 2014 Jul;19(3):155-160..
El caso de la malaria muestra las diferentes posibilidades de la homeopatía, porque en uno de los estudios, publicado en 2014, se ve la reducción de los síntomas de la quimioprofilaxis farmacológica convencional y mejorar así el cumplimiento del tratamiento. Lo explicábamos previamente aquí.
Aprovechando esta reflexión, quisiéramos comentar estas diferentes posibilidades que ofrece la homeopatía para ayudar a las poblaciones en riesgo o afectadas, además de las intervenciones directas sobre la enfermedad que ya se han comentado y que, siendo interesantes y pudiendo usarse en las circunstancias expuestas, precisan sin embargo de mayores pruebas científicas antes de su validación definitiva:
Mejorar de manera inespecífica el estado de salud e inmunitario
Mejorar el control de las enfermedades crónicas o de base que pueden complicar la evolución de los pacientes contagiados.
Mejorar la tolerabilidad de los tratamientos convencionales para la prevención (vacunas, quimioprofilaxis) y tratamiento.
Para alcanzar todos los objetivos expuestos, podrán utilizarse medicamentos homeopáticos específicos del agente (nosodes), de la pandemia (genio epidémico), del control de síntomas o del paciente en su globalidad (tratamiento individualizado).
Coronavirus y Homeopatía
Puesto que no hay tratamiento específico disponible para la actual infección Covid19, quizás vale la pena examinar otras medidas, siempre adicionales a las establecidas por las autoridades sanitarias, que pueden contribuir al tratamiento de los pacientes afectados por el coronavirus o para su prevención.
En este sentido, destacar que, de acuerdo con la OMS, es útil valorar la aportación de las terapias complementarias a los problemas de salud de la población, en particular en determinadas poblaciones en las que el acceso a la medicina convencional es más difícil, o cuando ésta no puede aportar respuestas definitivas a dichos problemas. Así, el gobierno chino ha destacado profesionales de la Medicina Tradicional China (MTC) para que puedan contribuir en el abordaje de la pandemia por COVID-19, dado que la MTC forma parte integral del sistema de cuidados de este país, e igualmente el gobierno indio ha emitido algunas recomendaciones sobre las posibilidades de la Homeopatía y la Medicina Ayurvédica/Unani, dado que estas terapias integran el sistema de salud de la India.
Debe quedar claro que estas recomendaciones no pueden generalizarse a otros países ni pueden tomarse como respuestas terapéuticas de utilidad demostrada en el abordaje de la prevención o tratamiento del COVID-19. Pero, al mismo tiempo, no puede descartarse su utilidad y por eso se proponen como una opción más al servicio de la población.
La pandemia comunicacional
Finalmente, llama la atención, también, de esta pandemia, COVID-19, el miedo y pánico que la están acompañando.
En el aspecto sanitario claro que hay que seguir prestando la máxima atención y minimizar, en lo posible, el número de casos, sobre todo en personas mayores y con patología de base. En este sentido, las recomendaciones de las autoridades sanitarias son el mejor camino para evitar contagios y multiplicar la infección.
Pero es sorprendente que en una época de información máxima, rápida y solvente se generen tal cantidad de actitudes irracionales. Focos de xenofobia según la procedencia o etnia de las personas, desabastecimiento en supermercados en algunas zonas afectadas, agotadas las existencias de mascarillas, incluso se roban, en hospitales, con el riesgo de no poder llevar a cabo intervenciones quirúrgicas o procedimientos realmente necesarios, las bolsas registran bajadas históricas, la economía global se resiente… Se ven hasta pintorescas maneras de saludarnos o relacionarnos como hacerlo con los codos o con los pies, etc. Así que, además de una pandemia sanitaria, hay otra de otro tipo, una de miedo y pánico, una muestra más de lo frágil y voluble que es esta sociedad que hemos construido.
Asistimos de nuevo a la gran paradoja de que la época de más hipotéticos contactos entre nosotros, la época de las redes sociales, no solo es la época en la que más solos nos encontramos sino que, además, aún siendo, supuestamente, la más informada, es en la que más desinformados estamos. Esto debería ser motivo de reflexión para todos. Nunca “lo más” ha sido lo mejor. Habría que pensar otros caminos para, y ahora refiriéndonos al campo sanitario, generar una verdadera educaron sanitaria en la población, hacer a las personas más responsables y activas en su enfermar para que cuando tengan que enfrentarse a situaciones como esta lo hagan desde la confianza y la calma precisas para desenvolverse por sí mismos con el nivel adecuado de autocuidados y acudir al médico solo cuando fuese estrictamente necesario. Porque el hipotético colapso del sistema es otra de las grandes preocupaciones de estos días según los casos vayan apareciendo gradualmente o de golpe y según el comportamiento de la población.
Y ¿qué es lo que sucede? Por un lado los medios piden tranquilidad, sí, todo el mundo pide tranquilidad pero pocos la demuestran. Es difícil pedir tranquilidad con imágenes constantes (las imágenes, aquí, son muchísimo más poderosas que lo escrito) de hospitales, de gente con mascarillas, calles desiertas, opiniones “espontáneas” de miedo y mercados desabastecidos Es igual que eso vaya acompañado de piadosos mensajes de calma. El mal ya está hecho previamente. Ahí tenemos esas imágenes, icónicas, de soldados en una desértica plaza del Duomo de Milán con ametralladoras y mascarillas. Como si fuéramos, así, a matar al virus. Y es que las metáforas de las “guerras” contra los virus, igual que contra el cáncer o la enfermedad en general, no son las más adecuadas.
No, no hay ninguna guerra contra los virus y, de hecho, tenemos millones de bacterias y virus en nuestro organismo, convivimos con ellos a diario, con unas funciones seguramente mucho más beneficiosas que perjudiciales.
Empecemos, pues, a cambiar nuestras metáforas para cambiar la percepción de la población y que deje de verse a la enfermedad, la pandemia en este caso, como un ejército de enemigos alienígenas a los que hay combatir. Porque esa imagen favorece el miedo. Y el miedo, de por sí, es, a su vez, un gran generador de enfermedad.
Hay una pandemia, sí, la del coronavirus covid-19, pero sin menospreciar, de ningún modo, la sanitaria, y estando muy atentos a su evolución, seamos conscientes, también, de la enfermedad del miedo y sus derivadas.
Esa enfermedad que está en otro sitio: allá, en la sombra, donde nos es difícil o no queremos mirar.